La ropa de marca tiene un alto costo humano. Marcas como H&M o United Colors of Benetton mandan a fabricar sus prendas a Camboya por obvias razones: mano de obra barata y mayores ganancias. La situación en este país asiático se agrava con la intervención del gobierno, el cual lleva a cabo una campaña contra la trata de personas, pero traslada a las mujeres a fábricas textiles.
Las mujeres que son "rescatadas" deben elegir entre pasar varios años en la cárcel o ir a trabajar a las fábricas. La mayoría elige lo segundo y pasa por un proceso de "reeducación" a cargo de algunas ONG que en realidad la prepara para el duro trabajo en la industria.
Un reportaje de VICE da cuenta de este problema. Su fundador, Suroosh Alvi, pudo conversar con antiguas y actuales prostitutas. La mayoría de ellas se arrepiende de haber optado por trabajar en las fábricas. Ellas trabajan hasta más de 12 horas diarias y ganan un sueldo mínimo mensual de 80 dólares. Alvi estuvo en el momento de las protestas de las trabajadoras y, debido a la presión de las manifestantes, pudo entrar a una de las fábricas.
Cifras del 2013 señalan que hay 500,000 personas trabajando en la industrita textil de Camboya. 95% de estas trabajan para el sector exportador. Y el valor de la exportación sector textil es de 3,380 millones de dólares. La Campaña Ropa Limpia exige a las grandes marcas y a las corporaciones que adopten las medidas necesarias para garantizar que las trabajadoras reciban un salario digno. Este problema social también es tratado por Naomi Klein en su libroNo logo: el poder de las marcas (2000), del cual también hay un documental.