La experiencia más feliz de tu vida



Para mí siempre fue difícil  saber a ciencia cierta cuál era. Pausaba unos segundos, que parecían eternos, para ponerme a rememorar entre una amalgama  de ideas que consideraba aptas para  responder semejante pregunta. Hasta entonces, el recuerdo más feliz que tenía era la mi niñez. Evoco  claramente aquel día, yo estaba parada frente a la Catedral de la ciudad, con muchas ganas de poder entregar el pan con mermelada que habían puesto en mis manos para aquel anciano que estaba sentado junto a la  puerta de tan enorme construcción. Entonces esboce una pequeña sonrisa y me acerque a pasos cortos pero muy ágiles hacia aquel veterano cuyas marcas en el rostro reflejaban una vida difícil. Al llegar donde el se encontraba extendí mis manos para darle el PAN, el levantó su rostro y me miro de una forma tan especial que aún hoy, no puedo explicar. Sus ojos brillaban como lo hacen las estrellas en una noche oscura. No tuvimos que decir absolutamente nada  para entenderlo todo. Así que cada vez que me preguntaban cual era la mejor experiencia, indudablemente pasan esos ojos por mi mente. Pero hoy  paso algo maravilloso,   si me volvieran a cuestionar esa  difícil  pregunta recordaría todo lo que viví hoy.

Mi primera salida a las calles. Después de habernos reunido un buen grupo de estudiantes enlazamos nuestra voz y nos dirigimos hacia donde la mayoría de gente se había concentrado, en el  ambiente se sentía  un conjunto de emociones  que definitivamente repercutían en todos nosotros. Todos estábamos juntos, podríamos tener  diversas formar de pensar pero eso no impedía que nos uniéramos por lo que considerábamos justo y así lo era. En el trayecto todos gritábamos  a viva voz diferentes frases como: "No somos uno, no somos dos, ahora somos todos a una sola voz" O  "Abajo el paquetazo de Martín Vizcarra". Al pasar sentía la indiferencia de muchos  y el apoyo de otros, las miradas que causaban cierta incomodidad  y las sonrisas  de quienes con un dedo hacia arriba decían: " Bien chicos" .Pero lo que importaba realmente  era el calor que transmitían todas las personas que allí de encontraban, cuando sientes que la lucha ya no es sólo es tuya o la del que está a tu costado, sino, la de todo un pueblo. Habíamos llegado al punto de concentración y mis compañeros empezaron a dar entrevistas a la prensa, yo en definitiva estaba muy nerviosa porque  no lo había hecho nunca, una de mis compañeras me propuso para tomar la palabra, había tantas personas mirando que empezaron a temblarme las piernas, así que le dije que no podía. Al voltear estaba otra compañera que me dijo con tanta impotencia lo que causaba esta injusticia en sus allegados, ví sus ojos rojos, le di  un abrazo y le dije que había que ser fuertes. Fue en ese momento que algo  se apoderó de todo mi cuerpo y perdí mi inseguridad, pensé: "Existen muchas personas como ella, que no tienen la oportunidad de expresar toda la indignación que llevan dentro suyo", tengo que hacerlo por los que no pueden o no pudieron hacerlo. Y así fue como empecé un discurso improvisado pero a la vez sincero, como nunca antes lo pude haber hecho. Así que si me preguntan cuál es la mejor experiencia, respondería que es gratificante ser rebelde con causa, soñar estando despiertos, es maravilloso gritar como si el mundo entero te escuchara y saber que  el pueblo se levanta.

Autora:Marycielo Hidalgo



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